No se sí a la gente normal le pasa lo que pasa conmigo, es como que estoy en un estado de transición pero nunca avanzo de ahí, mientras todos se pasan quejándose de las líneas -delgadas- que separan las cosas, los extremos, lo blanco de lo negro, lo bueno de lo malo, la felicidad de la tristeza, conmigo es diferente, puedo sentarme en esa línea por años, me cuesta retroceder y avanzar, tengo muchas ganas de pintar pero mis manos no quieren, o viceversa, me encuentro siempre escribiendo capítulos y capítulos de novelas diferentes, con personajes diferentes, y de realidades tan alternas e incoherentes que asustan, pero por otro lado no quiero escribir, porque cuando escribo soy otra, le dejo a Andrea, y aparece una versión, mucho más oscura y difícil, es más, quiero culparle a mi yo escritora de todo el lapsus tan negro que esta llevándose mi vida. Escribir puede volverse una droga, y no me refiero a escribir bien o mal, escribir es exactamente lo que hago cuando pinto, no pienso en que trazo hacer, es como vomitar verbalmente, decir todo sin restricciones, hacer que una hoja absorba la inestabilidad que tengo adentro, se trata de empezar un drama inacabable, no sé si alguna vez estuve preparada para eso, escribir no es como tocar piano, con el piano aprendes a regular tus movimientos, es mucho más conciso y exacto pero a la vez sentís que te llega al alma y toca tus sentidos, tocar piano estabiliza las emociones. Escribir se volvió dañino para mí, me consumía tanto que me dejaba vacía, llegué al punto de perderme en el personaje principal, mezclé nuestras realidades y traje toda esa tragicomedia a mi vida, me convertí en un ser casi tan triste y perfeccionista como él, lo peor del caso es que hago con mi vida (o al menos intento hacer) lo mismo, de alguna u otra manera, a menor o mayor escala, intento borrarme, re-inventarme, me olvido de quien soy,  me creo fantasmas, olvido que en la vida real no puedo borrar todo y volver a escribir, tengo que seguir escribiendo, acá no hay un -borrón y cuenta nueva- y eso, esta alejando todo lo que más me importa, lo surreal que escribo desplaza a la realidad, se apodera de todo, destroza lo escencial, y asusta. Pensé en borrar este blog, pensé en dejar de escribir por el momento, pensé en re-inventarme de nuevo, hasta que entendí que el problema no estaba ahí, que la solución no esta en borrar frases estúpidas de un blog estúpido, sé que  las causas no estan acá ni allá, están adentro de todo el mar que tengo en la cabeza, sé que mientras siga en esta postura las cosas van a seguir en debacle, y por primera vez en mucho tiempo, lo admito. Por alguna extraña razón escribir quita todo lo malo y triste de mí, abre las heridas que ya estaban cerradas, los personajes me arrancan las ganas de vivir, y mientras siga pasando no puedo pretender seguir escribiendo, no sé cuando paso de ser -arte- a vicio, no sé si cambiaron las cosas, o si cambié yo, espero encontrar mis antiguas convicciones en alguna parte de la vieja Andrea, y mas que nada, espero encontrarme a mí. Hoy, un dibujante me dijo que odiaba dibujar, que lo que el hacía no era arte, que el arte no podía ser algo tan negro y triste como un dibujo suyo, o como un dibujo mío, que expresar no era solo dibujar miradas tristes y días grises, y que mientras un artista este tan lleno de mierda, no puede crear. Espero algún día volver a dar vida a algo, dejar los trazos tristes y los personajes egoístas y vacíos, entender que la tristeza esta en todos lados pero que la paz también. Espero volver a hacer arte, y no esa mierda hedonista y consumista que creé. Esta vez no pienso borrarme, esta vez quiero re-construirme, no re-inventarme, esta vez quiero volver a ser yo, ladrillo por ladrillo, con los planos originales.