August 17, 2015

Oh honey, you should have known better: everybody leaves


Uno de esos días en los que te abrazas fuertemente como intentando mantener todas tus piezas rotas en su sitio, con miedo a que se te caiga alguna parte fundamental, con miedo a quedarte más vacia que siempre, más vacia que nunca.
Y tus amigas te insisten que almuerces, porque tienes clases hasta muy tarde, porque todos lo hacen, y lo terminas haciendo, solo un poco de grille de pollo y soufle de zapallos y luego se te viene el mundo encima. Y quieres vomitar. Y te sientes inútil. Luego otra se compra una torta de chocolate con betún y relleno de dulce de leche, y te la ofrece hasta el cansancio, e insiste, y se te llenan los ojos de lágrimas que luchan por salir a recorrer tu cara. Hasta que tienes que marcharte del salón a fumarte seis cigarrillos, a amargarte: una vez más sola, sola como siempre. 
Y vuelves a casa con rabia, con prisa, con ganás de cortarte y ni siquiera sabes porqué. Porque no llamo hoy, no llamo ayer y tampoco llamará mañana. Porque nadie quiere estar con una loca como tú, porque alejas a la gente, o en su defecto te alejas tú de la gente. Y llegás a casa, una casa vacía como tu vida, con luces apagadas y tristes. Pero sigues, porque al fin y al cabo solo es un lunes más, quizás mañana no sea tan duro, quizás mañana encuentres el salva vidas que estas buscando, quizás mañana dejes de hundirte en tu propio vaso de agua. 

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